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Publicado en: Autoestima

Los jueces de nuestra vida

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Tips para aprender a amarte más y mejor

Enero,… época de objetivos, propósitos y buenas intenciones

Época en la que parece que tenemos que pasar de simples personas a superhéroes en un breve espacio de tiempo. 

En toda mi vida, dentro de los propósitos de Año Nuevo, pocas veces me he marcado uno que ahora considero primordial. Me he marcado caminar cada día, perder peso, ser más constante en el ejercicio,… Quizás tú te hayas propuesto dejar de fumar, ahorrar más, visitar más a tus padres que viven en otra ciudad,…

Para este año que empezamos ahora con ilusión me he planteado un nuevo objetivo y, este sí lo voy a cumplir: Dejo de juzgarme aquí y ahora

Me he pasado la vida siendo la jueza de mi vida. Imagino que como tu. He juzgado mis ideas, mi físico, mi manera de ser, mi carácter, cómo trabajo, cómo me veo, cómo trato a los demás, hasta cómo me río. Mi pelo, mis uñas, mi ropa, cómo hablo con los demás. 

amarte más

Cuando empiezas a juzgarte, es una señal clara de falta de aceptación personal. Te juzgas porque no te aceptas. Así de fácil. No aceptas tus ángeles y demonios, tus partes positivas y negativas que te convierten en una persona única e insustituible. Nos han vendido la moto muchas veces de que somos prescindibles. Yo no lo veo así. 

Nos hemos criado con el síndrome de Doña Perfecta: crecí con la imagen de la Sra. Ingalls, una ejemplar mujer, bondadosa y cristiana, madre de  familia, establecida en un pueblo fronterizo del Oeste. Todo paz y todo amor.  O queriendo ser una Barbie, no sé qué es peor. Nos hemos criado dentro de roles: mujer, madre perfecta, lista para todos, abnegada, siempre  dispuesta para cubrir las necesidades de los demás. Siempre una perfecta anfitriona, siempre una perfecta compañera de vida, la última que se acuesta, la primera que se levanta. 

Siendo juzgadas a cada paso, en cada sonrisa, en cada gesto. y la peor juez: tú. 

Es el momento de quererse: sin juicios, sin valoraciones, quererse porque sí. Sin comparaciones. Te quieres. Te respetas. Te tratas con amor y cariño. Eres tu más mejor amiga. Te perdonas por tus errores y te elogias por tus aciertos. 

El día que empecé a AMARME seguí una serie de pasos.

Es el momento de regalarte estos pequeños “tips para aprender a amarte más y mejor” 

  • Puedes empezar por cuestionarte qué valores tienes: quizás en tu familia era muy importante ser humilde. Pero tú notas que eso ya no liga contigo. ¡Vamos! Ves ahora mismo, busca una libreta con tus diez VALORES vitales para tí. Para nadie más. Una vez hecha la lista, piensa si vienen de tí o de tus creencias o limitaciones. Quizás creas que debes ser honesta por la sociedad que te rodea, pero no es lo que deseas. Reduce la lista a 5. Sólo cinco. Empieza a vivir de acuerdo a esos cinco. 
  • Analiza qué libros, música, corrientes de pensamiento han influido en tu vida y si deben estar ahí. De más joven pensé que debía ser una feminista a muerte. Ahora prefiero vivir con amor hacia todas las personas que me rodean. Sean del género que sean. 
  • Escucha tus sensaciones: ¿qué te dice tu cuerpo cuando tus amigos te dicen que quieren ir a cenar? ¿Realmente es lo que te apetece o preferirías ir de excursión? Llevas tanto tiempo sin pensar en tí que quizás no lo sabes. 
  • Busca tu motivación vital: ¿qué cosas hacen que te levantes por la mañana? ¿Ver el sol? ¿La sonrisa de tu hijo, de tu pareja o de tu perro? ¿Qué cosas hacen que un dia se vuelva maravilloso?
  • Busca tu brújula vital: pregúntate hacia dónde quieres ir, dónde quieres estar en 5, 10 o 15 años. El tiempo pasa rapidísimo y necesitas saber tu rumbo. 
  • Exprésate: aprende a decir tu opinión, no la que la gente espera de ti. Tu voz es importante. 
  • Céntrate en el ahora: en el momento que estás viviendo, en el presente. Deja de recordar situaciones que viviste hace meses y que ya no deberían estar afectandote. Perdónate si hace falta y suelta ese peso que te impide avanzar. 
  • Confía en tu instinto: Sí, esa vocecita que oyes que te indica por dónde ir. Quizás no la oigas porque la tienes dormida. Pero esa llama es la que debería estar ofreciendo su ayuda para saber qué hacer. 
  • Fluye con la vida:  abandona estructuras que no van contigo y vive tal y como realmente quieres.
  • No te juzgues: Lo más importante. Quizás, si te conoces, si sabes tus valores, si te escuchas y te amas, dejes de juzgarte. Te darás cuenta que tal y como eres, eres un ser maravilloso. 
  • Aprende a conectarte: Nos separamos tanto de los lugares que nos dan luz, que al final perdemos la nuestra. Estamos conectados a objetos inertes: la tele, la tablet, el móvil,…. Reconéctate con la naturaleza, con todo lo vivo. Hasta con la hormiga que cruza tu escalera. 
  • Alimenta tu autoestima sin obsesionarte con la imagen que proyectas en exterior. La autoestima está muchas veces ligada a la valoración que los demás te pueden dar de tí. ¡Huye! Céntrate en la estima que tú ofreces, en tu valor. 

Si después de todos estos tips, sientes que deseas profundizar más en tí y en tu calma, sílbame, y ya voy.

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Paulina Lopez

Paulina López

“La pequeña que tiene grandeza”.
Eso significa mi nombre y así soy yo. Nací la pequeña de una gran familia y desde siempre he sentido que tenía que hacerme un hueco y buscar mi sitio en ella. La grandeza me llegó a los 40 años, cuando mi vida cambió de manera radical.

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