7 maneras de incrementar la paciencia

¿Sabes esos momentos en la vida, en los que notas una piedra en tu zapato? ¿ O notas ese pelo en tu ojo? ¿ O notas esa incomodidad con la etiqueta de la ropa al llevarla? 

¿Sabes esos momentos en los que te sube el nerviosismo por todas las venas y arterias de tu cuerpo? ¿Esa ira que te inunda ante un momento que te saca de tus casillas?

¿Ese negocio que no se acaba de concretar? ¿Esa cita con el chico que te encanta, que no se da? ¿Ese jersey que no acaban de rebajar?

¿Ese momento en el que sientes que estás fuera de ti? 

Pues yo sí. Lo conozco desde siempre. Es un sentimiento que me sube a lo largo de mis piernas, que me llega a mi estómago, y me nubla la vista. 

Ese momento aparece cuando pierdo la paciencia. Lo confieso. De todas las siete actitudes que se tienen que cultivar en la práctica del Mindfulness, la paciencia es la que más me cuesta desarrollar. Veo a compañeras mías, que trabajan con el Mindfulness llenas de luz y de amor ante situaciones en las que a mi me hierve la sangre, y me pregunto: ¿Cómo lo consiguen? 

Y es que, igual que no hay cara sin cruz, día sin noche, norte sin sur, no hay Mindfulness posible sin paciencia. 

La paciencia es el arte de no ir por delante en una situación. Es decir, es el ARTE con mayúsculas de mantenerse en el presente. La verdad, es que yo no nací “paciente” de fábrica. Es más, creo que esa característica se la olvidaron al crearme. Pero el hecho de que no la tenga, no quiere decir que no la pueda cultivar día tras día, siendo consciente de mis necesidades. 

La práctica de la atención plena nos pide grandes dosis de paciencia al transportar nuestra mirada hacia nuestro interior y lo que sucede en él. 

Gracias al Mindfulness podemos observar con atención si la impaciencia proviene de una situación externa, de cómo la estamos interpretando. O quizás sea el producto de nuestras expectativas ante una situación que estamos viviendo. El saber aceptar los ritmos en los que suceden los acontecimientos de nuestra vida nos ayuda a desarrollar la paciencia.  Las prisas que nos entran cuando queremos conseguir nuestros deseos, es la característica de la impaciencia. Pero no es solo una prisa temporal. 

La impaciencia muestra una falta de aceptación de la situación que estamos viviendo. Muestra una falta de saber aceptar cómo el orden de las cosas se está presentando de una manera perfecta. Muestra una dificultad de poner el foco en la parte más importante de cada situación que vivimos: da igual lo que esté sucediendo. La clave no es la acción precisa que está aconteciendo sino cómo nos estamos enfrentando a ello.

La paciencia es la llave que desbloquea la aceptación. Es un pilar de Mindfulness, de vivir en el momento presente.

Cuando no acepto el tiempo necesario para que madure una naranja, me la comeré amarga. 

Cuando no acepto con paciencia el tiempo para que una  flor se abra, no podré disfrutar de su aroma. 

Cuando  me impaciento porque un niño tarda mucho en atarse los zapatos, en aprender, no me permito ver su sonrisa al conseguirlo por sí mismo.

7 maneras de incrementar la paciencia:

Una vez que ya hemos visto la gran importancia de cultivar la paciencia, te describo mis siete maneras de cultivarla sin esfuerzo: 

1. Piensa, esto que me está molestando tanto, que me produce impaciencia, ¿tendrá importancia en 1 mes? ¿ Dos meses? ¿Un años? ¿ Diez años? A veces, relativizar las situaciones nos ayuda a ver la verdadera importancia del momento.  Seguramente, esto que tanto te saca de tus casillas, ni serás capaz de recordarlo en breve. 
2. Aprende a ver las virtudes de las situaciones, personas, lugares y momentos.  La gratitud hacia los momentos que vive, facilita ver las partes positivas de las situaciones. Si te focalizas en la parte positiva, la impaciencia tarda más en aparecer. 
3. Practica Mindfulness: Por supuesto, este es uno de los pilares. Es un pez que se muerde la cola.  Si practicas la atención plena, estás en el momento presente. Si lo vives desde la compasión, eres capaz de ver la parte positiva.  Si ves la parte positiva, puedes mantener la paciencia. Desde la paciencia, puedes estar en el presente. Y vuelve a empezar. 
4. Deja de correr. Deja de vivir con prisas. Deja de vivir estresado por cada situación que te pasa.
5. Cuenta hasta diez, antes de estallar. Busca cinco cosas que empiecen por la letra C, antes de estallar. Piensa en tres sonidos que te encanten. En definitiva, toma distancia de la situación que estés viviendo buscando un recuerdo agradable. Conseguirás calmar tu mente y aumentará tu grado de aceptación. 
6. Diferencia entre lo que puedes controlar y lo que no: parece sencillo. Lo es. No puedes controlar si mañana que planeas irte de excursión va a llover. Pero si puedes controlar cómo te afectará y puedes planificar opciones de reserva en caso que no se cumplan tus planes. Existen situaciones en la vida inesperadas, pero otras muchas sólo necesitan una respiración para que cambien a positivas. 
7. Imagina respuestas diferentes ante una situación que te hizo perder la paciencia. Si ayer se te llevaron los demonios al ver la fila de coches que atascaba la autopista al ir al trabajo, imagínate tres maneras diferentes en las que podrías reaccionar: quizás subiendo la música, quizás aprovechando para respirar, tal vez sonriendo al recordar una anécdota que viviste con tus hijos, quizás planificando un viaje. Controla tu mente, y controlarás tu vida. 

Y así, pacientemente, has llegado al final de la historia. Recuerda, la paciencia no crece en los árboles, crece en un rosal. Te dará flores maravillosas si las dejas florecer. 

Si necesitas ayuda para cultivar tu jardín lleno de preciosas rosas llenas de paciencia, sílbame y ya voy.